¡Venga si! Y Papá Noél existe de verdad. Bromas a parte, la fotografía digital no ha existido nunca.
Existe la fotografía, sin ninguna distinción entre analógica y digital.
Obviamente, los instrumentos han cambiado. Nadie compra ya un carrete desde hace años e intentar imprimir una foto es una hazaña titánica.
Por ejemplo, quien escribe, ha intentado imprimir un simple carrete de 35mm en el pueblecito en el que vive, San Giuseppe Vesuviano, y ha recibido por parte de los “estudios fotográficos” solamente respuestas de desánimo. “¡Hala, un carrete! ¡No se veía uno desde hace años!” “Obviamente, ya no tengo la impresora para revelarlo.” He tenido que ir hasta Nápoles para conseguir imprimirlo.
Ni os cuento lo que me ocurrió cuando intenté revelar el de 120mm. Sin embargo, intentad imprimir una foto digital de vuestro smartphone. Cualquier “estudio fotográfico” os la imprimirá en pocos minutos.
El hecho es que el resultado será casi idéntico, que estés intentando imprimir la foto que has hecho con carrete y la que has hecho con cualquier smartphone: si eres un amateur, un fotógrafo ocasional, si eres mi madre con el móvil o mi abuela con la polaroid, tendrás como resultado la impresión de tu foto “doméstica”. Sea digital o no, no hay ninguna diferencia.
Si eres un buen fotógrafo, un gran fotógrafo o Robert Frank, obtendrás como resultado una bonita foto, una gran foto, una obra maestra fotográfica. Sea digital o no, no hay ninguna diferencia.
“Es una ilusión que las fotos se hagan con la cámara. Las fotografía se hacen con los ojos, con el corazón, con la cabeza.”
Henry Cartier Bresson
“Es una ilusión que las fotos se hagan con la cámara. Las fotografía se hacen con los ojos, con el corazón, con la cabeza.”
Henry Cartier Bresson
Si os fijáis bien, todo esto ya ocurre en el cine. Ya casi nadie graba una película con carrete y, aún así, nadie habla de “cine digital” o “cine analógico”.
Se habla de cine y nada más, que la película haya sido grabada con carrete o de manera digital, a nadie le interesa.
Bueno, el dinero del carrete. Claro, el ruido del carrete en el proyector.
La habitación oscura, el aroma del carrete nada más abrirlo, el no saber nunca hasta el último segundo como serán tus fotos. La sorpresa de encontrar 1 foto bonita entre 10, la decepción de encontrarlas todas quemadas porque se ha abierto la cajita que contiene el rollo. Lo desenfocado del objetivo analógico y el blanco y negro inalcanzable.
Todo real. Todo romántico.
La verdad de la fotografía es solamente una, y que hay sólo buenos fotógrafos y fotografías bonitas. Sea digital o analógica, no hay ninguna diferencia.